EL SUEÑO DE DON JOSE SULAIMÁN CHAGNÓN CONTINÚA
Por James Blears
Nunca antes había conocido a un hombre como José Sulaimán Chagnon, y estoy absolutamente seguro de que nunca más me encontraré con alguien tan especial como él… la culminación del destino de una vez en la vida.
Don José fue un coloso que transformó el boxeo de rostros golpeados y orejas de coliflor, dándole una nueva complexión fresca y humana. Como arquitecto de la Era Moderna, introdujo nuevas reglas para proteger a los boxeadores, mejorando la seguridad y prestando atención a su salud, así como a su bienestar a largo plazo, durante y mucho después de que las luces brillantes se apagaran y el coro de vítores se desvaneciera con el toque final de la campana.
Él presenció la épica pelea entre Ken Norton y Larry Holmes y su agotamiento desgarrador en el decimoquinto y último asalto. Ninguno de ellos tenía nada más que dar, pero de alguna manera, y Dios sabe cómo, lucharon con toda su alma y se golpearon hasta quedar inmortales. La mente sobre la materia, pero estaba exigiendo demasiado y arriesgando aún más. Algo tenía que hacerse.
Don José vio y entendió que el límite para las peleas por el título mundial debía reducirse a doce asaltos, por lo que luchó tenazmente para que se lograra y se incluyera en los reglamentos. A esto siguieron aullidos de protestas de otras organizaciones y advertencias de que terminaría en un atasco de empates. Pero la regla de Don José se mantuvo y ha salvado muchas vidas. Las luces negras del cansancio son sombras precursoras, que arriesgan lesiones graves o incluso algo peor.
Otra iniciativa fue fusionar el pulgar al guante de boxeo. Una y otra vez, los pulgares introducidos ilegalmente habían desprendido retinas e incluso cegado a boxeadores. Afortunadamente, el uso del pulgar ahora ha sido eliminado.
Su devoción de toda la vida por el boxeo comenzó temprano. Fue una disputa entre el boxeo y el béisbol, y el boxeo ganó por poco. El deseo de ver la acción llevó al joven José al estadio. Pero no tenía suficiente dinero en el bolsillo para entrar. Así que le quitaron los zapatos, le quitaron la camisa, le calzaron unos guantes acolchados en las manos y lo emparejaron con otro chico de su misma edad y tamaño. Los dos se golpearon en una «Pelea de Botanas» para el regocijo y la apreciación de los clientes, quienes arrojaron puñados de monedas al lienzo para recompensarlos.
Don José se rió al recordar que no sabía si ganó la pelea, pero fue el primero en quitarse los guantes y recoger las monedas. Se metió en problemas con su querido padre Elías después de que un puñetazo le rompiera la mandíbula; afirmó que había sido una pelota de béisbol, siendo castigado no por la pelea o la lesión, sino por la mentira. Fue una lección de vida.
Como hijo de inmigrantes en México, el joven José había sido objeto de prejuicios raciales y siempre los enfrentó. En un viaje a Sudáfrica, cuando era comisionado, presenció el feo rostro del apartheid en un tren y protestó vigorosamente en nombre de la persona afectada.
La primera acción de Don José como Presidente del Consejo Mundial de Boxeo fue prohibir a Sudáfrica hasta que el odioso apartheid fuera relegado al basurero de las dictaduras. Como presidente de una Sudáfrica libre y democrática, el presidente Nelson Mandela invitó al Consejo Mundial de Boxeo a celebrar su Convención allí. Finalmente, se había alcanzado el largo camino hacia la libertad.
Los boxeadores le contaron a Don José sus terribles y agonizantes luchas al intentar dar el peso el día de la pelea. Los punzantes dolores del hambre la noche anterior acompañados de una sed furiosa que priva y roba el sueño. Así, el WBC introdujo divisiones de peso intermedias y pesajes graduados treinta, catorce, siete días y veinticuatro horas antes de la pelea. Esto permite a los boxeadores perder peso gradualmente y de forma segura, y luego rehidratarse, para que no estén deshidratados ni debilitados.
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Su evolución se puede ver en la aplicación BoxMed de Andrew Kluger para gestionar la atención médica y el control de peso para los boxeadores de los 172 países afiliados al WBC. Se puede descargar en un teléfono celular y muchos campeones y boxeadores continúan registrándose, sabiendo que es su guardián de la salud.
Otra innovación fue la introducción de la cuarta cuerda, que ha salvado a muchos boxeadores atrapados en ellas de golpearse la cabeza contra el lienzo si son derribados.
Don José vio e identificó que el dopaje se convertiría en un problema en el boxeo, al igual que en otros deportes. Fue pionero en la conexión con VADA, la Agencia Voluntaria Antidopaje dirigida por la Doctora Margaret Goodman. La prueba aleatoria para campeones y los primeros quince peleadores clasificados ha sido desarrollada aún más por el presidente del WBC, Mauricio Sulaimán, con la convicción de que una ventaja inducida por drogas en el boxeo puede llevar a consecuencias catastróficas que ponen en peligro la vida. También hay consecuencias para la salud a largo plazo para aquellos que ingieren sustancias ilegales. Inevitablemente: «Usas… pierdes».
El Consejo Mundial de Boxeo también ha donado más de un millón de dólares para financiar la investigación de lesiones cerebrales, que se lleva a cabo en la UCLA. Y el WBC ha celebrado Congresos Médicos en diferentes partes del mundo.
Hacia el final de su vida, Don José se preocupaba y angustiaba por las dificultades que muchos exboxeadores enfrentan y con las que luchan en la vejez, a menudo en la pobreza extrema. Lo perseguían imágenes de viejos luchadores esquivando golpes imaginarios y hablando consigo mismos en una tierra de sombras oscuras.
Sin fanfarria, Don José, con su propio dinero, a menudo ayudaba en privado a exboxeadores, pero estaba decidido a extender y formalizar una política para las estrellas vacilantes de antaño. El WBC estableció el Fondo para Boxeadores José Sulaimán en 2012. Obtuvo un impulso inicial de un millón de dólares mediante una subasta benéfica de la compañía de relojes de lujo Hublot, y a partir de entonces hubo un compromiso de financiación por parte de Don Carlos Slim, quien también se había unido a Don José para establecer Ring-Telmex, ofreciendo becas a jóvenes boxeadores prometedores. Esta cuna de apoyo ha producido hasta ahora más de veinte campeones mundiales. Uno de los primeros jóvenes que se unió fue Saúl «Canelo» Álvarez.
El Fondo para Boxeadores José Sulaimán es administrado de forma independiente por la Fundación Comunitaria de Nevada, que evalúa cuidadosamente cada caso y asigna subvenciones donde más se necesitan.
Don José quería extender el boxeo a todos los rincones del mundo. Tan cerca de su corazón estaba el Medio Oriente. Soñó, visualizó y previó el Gran Premio de Boxeo del WBC, ofreciendo oportunidades y el centro de atención a jóvenes boxeadores de todo el mundo.
Aunque lo predijo, lamentablemente Don José no tuvo tiempo de presenciarlo en persona. Este brillante halo de inspiración se ha transformado en un anillo de realidad gracias a su hijo Mauricio y a Turki Alalshikh, cuya visión, creencia y compromiso han permitido que Arabia Saudita se convierta en un oasis que produce fechas para los combates de boxeo más emocionantes.
José Sulaimán, que a veces podía ser un tanto anticuado y caballeroso, inicialmente no estaba muy entusiasmado con que las mujeres pelearan entre sí en el ring. Pero las boxeadoras lo presionaron y él abrazó su causa. El boxeo femenino se ha desarrollado, florecido y triunfado, luchando por la igualdad y el progreso. Muchas campeonas han elogiado a Don José por abrir puertas que estaban firmemente cerradas.
El Consejo Mundial de Boxeo promueve WBC Cares. Don José y Jill Diamond establecieron lo que se ha convertido en una organización benéfica mundial. Los campeones visitan hospitales, escuelas, orfanatos, prisiones y centros comunitarios. Llevan juguetes y brindan abrazos, inspiración y esperanza. También proporcionan alimentos y otros recursos vitales. Esto es un salvavidas y un faro de esperanza, especialmente para los niños gravemente enfermos y sus padres, que están a su lado. NO están solos.
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Es increíble contemplar que un solo hombre concibió, supervisó, aplicó e implementó todo esto. Trabajó incansablemente y nunca se rindió, incluso cuando lo acosaron problemas de salud. El hecho de que este legado haya continuado y se esté expandiendo se debe al hijo menor de Don José, Mauricio. Ambos fueron elegidos por unanimidad como presidente, y tanto padre como hijo han justificado esa confianza inquebrantable, todos los días y en todos los sentidos.
Don José resultó gravemente herido en una conferencia de prensa de Mike Tyson y Lennox Lewis que se descontroló. Una multitud de personas irrumpió a través de una cortina y derribó a Don José sobre una mesa. Sufrió graves lesiones en la rodilla, la cadera, la cabeza y los dientes. A partir de entonces, necesitó el apoyo de un bastón y a menudo sufrió dolores y molestias residuales.
A veces, cuando la carga de su trabajo lo cansaba, confiaba que empezaba a sentirse viejo. Cuando eso sucedía, lo instábamos a recordar la longevidad de su padre, Don Elías, quien vivió hasta los noventa y nueve años, diciéndole que, en esa escala, ¡él apenas era un adolescente! Le encantaba, se reía y decía que era como un tónico para él.
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La casa de la familia Sulaimán fue y es un refugio para todos en el boxeo. Doña Martha abrió sus puertas a todos, cocinó comida fabulosa y dio la bienvenida a todos. José y Martha se sentían igualmente cómodos hablando con un Papa, un Duque o un barrendero. Una superestrella o un compañero de sparring. No hacían distinción. Es lo que ha hecho y unido al Consejo Mundial de Boxeo en una familia mundial cohesionada.
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Don José falleció a los ochenta y dos años, después de una cirugía cardíaca en la UCLA. Había esperado que le brindara la oportunidad de diez años más de vida activa, ya que vivía para servir, pero lamentablemente no fue así.
Sin embargo, José Sulaimán logró tanto en una sola vida. Como dijo su hijo Héctor después de un servicio conmemorativo en la Antigua Basílica de Guadalupe: «Fue más que un hombre».
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Cada 30 de mayo recordamos el cumpleaños, la vida, el trabajo, la amistad y el magnífico liderazgo de Don José. Era una persona de gente. Pase lo que pase, su contribución histórica será recordada para siempre, junto con su amabilidad y lealtad, una virtud que tanto valoraba y apreciaba.